Cuando una practica, nos pone en el camino (Do), es necesario saber que no sólo nuestros pies nos harán andar. Es la voluntad la que pone en marcha los pies. Y es nuestra mente la que comanda la voluntad.
El Taekwondo exige del practicante con verdadero compromiso, un renunciamiento a lo que se ofrece habitualmente como ideal: alcanzar rápidamente un grado, ganar una competencia, rodearse de trofeos y de éxitos, pasar de cinturón. Todo ello refuerza la ilusión del Yo y traiciona uno de los más sagrados principios del Taekwondo: La integridad, la humildad. Por el contrario, se trata de disciplinar el cuerpo dominando la mente (una mente arrebatada y dispersa dificilmente logrará controlar el cuerpo), a través del fortalecimiento de la voluntad.
La voluntad, buena por definición, nos coloca en el camino que hacen del cuerpo y de la mente los aliados naturales de todo buen/a guerrero/a de la vida. Para él/ella, su principal oponente es el sí mismo. Y no es fácil ganar esa batalla: es preciso entrenar la voluntad en la lucha contra la cobardía (lo contrario del espíritu indómito), contra la crueldad y la ingratitud (antagonista de la cortesía), contra la pereza (desertora de la perseverancia) y contra la descontrolada sed de victorias y de triunfos ( que es la que nos saca de los límites justos de la prudencia y del autocontrol). Vale la pena intentar librar a diario ese combate, por que nos trasforma en artesanos de nuestro propio yo. Lo contrario es estar a merced de la tempestad de los propios impulsos, o de fuerzas exteriores y ajenas a las nuestras.
De esta manera queda trazado el camino que se tiende hacia nosotros/as. Cada examen y cada situación específica(torneos y competencias) contituye una oportunidad única para detenernos y pensar en donde nos encontramos, concentrar nuestras fuerzas, unificar nuestro yo y preguntarnos si estamos en lo correcto, si no hemos desviado el objetivo. Permanecer siempre vigilantes no es sólo una exigencia existencial: es el imperativo de quien se propone a conciencia formarse en las artes marciales. Eso no depende sólo de la mirada de Sabon-Nim; es responsabilidad de cada alumno. Pero también es preciso entregarse y confiar: "El maestro sólo se trasforma en tal, cuando al volcar sus conocimientos y experiencias encuentra a su lado un discípulo receptivo y reflexivo". De este modo se promueve una corriente natural que eleva y enriquece a ambos, pues toda situación de aprendizaje involucra y compromete a las partes por igual. Esta experiencia compartida es lo que nos propone el Taekwondo a la luz de sus maestros esenciales.
Escrito por el Maestro Yang Dae Chol (9º Dan WTF) y traducido por Felipe Navarro (1º Dan WTF)
http://www.kukkiwon.or.kr/index.jsp
Globalizacion : ¿A favor o contra los pobres?
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...Sin duda alguna esta no fue la causante de la constante lucha entre
ricos & pobres , pero si se ha convertido en un factor impulsante de esto.
-Este im...
Hace 15 años
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