viernes, 16 de octubre de 2009

Fundamentos Eticos del Taekwondo

Cuando una practica, nos pone en el camino (Do), es necesario saber que no sólo nuestros pies nos harán andar. Es la voluntad la que pone en marcha los pies. Y es nuestra mente la que comanda la voluntad.

El Taekwondo exige del practicante con verdadero compromiso, un renunciamiento a lo que se ofrece habitualmente como ideal: alcanzar rápidamente un grado, ganar una competencia, rodearse de trofeos y de éxitos, pasar de cinturón. Todo ello refuerza la ilusión del Yo y traiciona uno de los más sagrados principios del Taekwondo: La integridad, la humildad. Por el contrario, se trata de disciplinar el cuerpo dominando la mente (una mente arrebatada y dispersa dificilmente logrará controlar el cuerpo), a través del fortalecimiento de la voluntad.

La voluntad, buena por definición, nos coloca en el camino que hacen del cuerpo y de la mente los aliados naturales de todo buen/a guerrero/a de la vida. Para él/ella, su principal oponente es el sí mismo. Y no es fácil ganar esa batalla: es preciso entrenar la voluntad en la lucha contra la cobardía (lo contrario del espíritu indómito), contra la crueldad y la ingratitud (antagonista de la cortesía), contra la pereza (desertora de la perseverancia) y contra la descontrolada sed de victorias y de triunfos ( que es la que nos saca de los límites justos de la prudencia y del autocontrol). Vale la pena intentar librar a diario ese combate, por que nos trasforma en artesanos de nuestro propio yo. Lo contrario es estar a merced de la tempestad de los propios impulsos, o de fuerzas exteriores y ajenas a las nuestras.

De esta manera queda trazado el camino que se tiende hacia nosotros/as. Cada examen y cada situación específica(torneos y competencias) contituye una oportunidad única para detenernos y pensar en donde nos encontramos, concentrar nuestras fuerzas, unificar nuestro yo y preguntarnos si estamos en lo correcto, si no hemos desviado el objetivo. Permanecer siempre vigilantes no es sólo una exigencia existencial: es el imperativo de quien se propone a conciencia formarse en las artes marciales. Eso no depende sólo de la mirada de Sabon-Nim; es responsabilidad de cada alumno. Pero también es preciso entregarse y confiar: "El maestro sólo se trasforma en tal, cuando al volcar sus conocimientos y experiencias encuentra a su lado un discípulo receptivo y reflexivo". De este modo se promueve una corriente natural que eleva y enriquece a ambos, pues toda situación de aprendizaje involucra y compromete a las partes por igual. Esta experiencia compartida es lo que nos propone el Taekwondo a la luz de sus maestros esenciales.

Escrito por el Maestro Yang Dae Chol (9º Dan WTF) y traducido por Felipe Navarro (1º Dan WTF)

http://www.kukkiwon.or.kr/index.jsp

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